En este proyecto inspirado en los trabajos no ejecutados de Le Corbusier (En algún Lugar – Ninguna Parte, 2013) vuelves a retomar algunas ideas recurrentes en tu obra como pueden ser el concepto de ruina o el de utopía, muy presentes en toda tu trayectoria desde que comienzas en 2001 a reflexionar sobre las arquitecturas y la relación del hombre con el medio…
Así es, la ruina entendida como un pathos de la nostalgia. Palabra que está compuesta por nostos que significa hogar y algia que significa pérdida o deseo. El deseo nostálgico por el pasado en todo momento implica voluntad de otro lugar. El ruinismo contemporáneo es fundamentalmente industrial pero el culto de las ruinas acompañó a la modernidad occidental desde el siglo XVIII y aunque en las últimas dos décadas el término ruina viene asociado a la memoria y el trauma; en este proyecto del que hablamos, la nostalgia de la ruina se significa como una pérdida de la primera modernidad una vez las distancias se han acortado y se han reducido los estímulos de conquista, una vez la asimetría del espacio-tiempo deriva en globalidad y ésta en destinación. Tiene sentido hacer un planteamiento de la ruina, que también es aquello que tiene proporción pero no desempeño, siguiendo aquellos proyectos de Le Corbusier sin ejecución, es decir; sin proyección espacial, pero sí con determinación y señalamiento. Incluso en aquellos dibujos y planos que no concretan una localización, o sea; que no tienen una baliza geográfica que las posicione.
La utopía por otra parte es aquí entendida como aquello que nos vincula no con lo útil o lo inmediato sino con algo más propio más primordial del hombre, que es el sueño y la ficción que se establecen en otra parte o incluso en ninguna parte. Luego se encuentra en un tópos sin frecuencia, otro lugar basado en el deseo de lo imposible, pues en todo hombre ontológicamente habita la utopía. El hombre hace suyo todo espacio y allí donde alcanza postula lo imposible, porque lo imposible es en él lo más propio. Y lo más propio es el deseo de coincidencia con su sueño. En estas obras no edificadas de Le Corbusier sí es por contra edificante el esfuerzo pese a saber que la tarea no culmina, que no tiene otro final que la suma de esfuerzos, es decir; que la suma de experiencias.
Este anhelo de recuperar arquitecturas pretéritas y omitidas no se ajusta sin embargo a la tradición utópica sino más bien a la creación de espacios de deriva, islas en el océano de la globalidad, trampas sistémicas que permiten la consolidación de espacios donde adherir sueños legendarios. Es decir; frecuentar la ausencia como subversión, el fenómeno común a la infancia de la falta de conciencia de lo que ocurre ante el ojo que gobierna, síntoma de que el niño juega distante en un mundo privado a la mirada de los adultos. En algún lugar ninguna parte nació como utopía y los refugiados de la utopía siempre superaran en número a sus habitantes. De este modo al perder plausibilidad, al plantearse como severa irrealidad, se resuelve distópica. Una visión exiliada de la anábasis entendida ésta como movimiento de gente extraviada, fuera de lugar y fuera de la ley hacia una errancia inventada que les propone indefectiblemente el retorno, el camino de vuelta.
¿En series como Las Horas Claras (2011), también has trabajado con los proyectos nonatos de otros grandes arquitectos del siglo XX. ¿Qué es lo que te interesa especialmente de Le Corbusier? ¿Qué destacarías de su legado?
Sí, para Venecia planteé la re-creación de proyectos no realizados de arquitectos mayúsculos de la modernidad como el Memorial Massieri de Fran Lloyd Wright, , el Palacio de Congresos de Louis Khan, el Hospital de Venecia de Le Corbusier o el efímero Teatro del mundo de Aldo Rossi . Para mí todo proyecto sin ejecución pertenece a una teoría del eclipse, pues no es, no puede ser, más que intuido (dado que algo opera en su lugar, en su solar asignado). Pero no es tanto una desolación como una asolación, de ahí su naturaleza eclipsada, ocupada por otra región de conceptos que nubla su ser ya incógnito.
De Le Corbusier me interesó especialmente que en su prefiguración, el arquitecto presentara el hospital que le encargaron para la ciudad de Venecia sobre pilotis como el propio Palacio Ducal o el mismo origen de la ciudad palafítica en la laguna y la ciénaga, pero por encima de todo me interesó el desarrollo de lo que muchos consideran el primer Mat Building o edificio alfombra, es decir, aquél que borra los límites entre ciudad y edificio, edificio de crecimiento ilimitado a escala urbana. Por otra parte es fascinante el espíritu emprendedor y misionero al que se adscribió de una forma personal para dar una nueva conformación a la arquitectura mundial, y que por equivocadas que pudieran ser algunas de sus propuestas urbanas siempre pensó la arquitectura de una forma global nunca semiplena o fragmentaria.
¿Por qué rescatar ahora proyectos olvidados o desechados? Esto supone un cambio importante en tu trabajo, diríamos que casi un giro…Anteriormente te has centrado en imágenes tomadas in situ en diferentes lugares del mundo, partías de un lugar concreto para hacer reflexionar al espectador sobre una realidad determinada. Aquí el punto de inicio es una idea, una suposición sobre lo que pudo haber sido… ¿Qué diferencia este proyecto de los anteriores? ¿Hay verdaderamente un cambio en tu trayectoria?
Me interesa el espacio in situ en la medida de lo político; en la medida en que propongo, en que discurro. Es decir; en el sentido en que no sólo presento el problema sino en la dirección en la que elaboro una red de sustituciones, una constitución de decisiones, una conformación de soluciones (siempre “arriesgadas” en cuanto cuestionables). Por lo que, para mí, el arte es una herramienta política desde el momento en que hay una averiguación y una definición de medidas que alteren, reemplacen o repongan aquella o aquellas problemáticas que nos ocupen. En cuanto a la pertinencia de la estética Jacques Rancière abordando el concepto benjaminiano de La estetización de la política decía que: El arte es político, en el régimen estético del arte, en tanto sus objetos pertenecen a una esfera separada, y es político en tanto no hay ninguna diferencia específica entre sus objetos y los objetos de las otras esferas. Lo cierto es que nada es estético en sí mismo sino en su relación con su finalidad. Lo bello para los griegos no era una cualidad estética sino ética y metafísica, tenía que ver con lo verdadero, con una proporción de las partes presente en el mundo. Por tanto es necesario comprender que son muchos los significantes de lo estético, no sólo son aplicables a lo bello o lo agradable. A mí me interesa por ejemplo, en relación a mis proyectos sobre las arquitecturas precarias, el concepto clásico de kalon (bello) que se significa como aquello que está fuertemente construido, que se tiene en pie, que tiene un constructo, unas estructuras tan perfectamente habilitadas que pueden perdurar. Es decir, que no se trata de un juicio subjetivo sino objetivo. Me interesa este concepto lógicamente en la proporción en la que las propuestas arquitectónicas que aplico, se podría decir como planificador o proyectista, en mis obras sobre Brasil o Corea del Sur, se instalan entre comunidades fuertemente arraigadas en lo social e irregulares en sus planeamientos urbanos. Donde el concepto de kalon, es decir; de perduración, actúa consolidativo sobre comunidades expuestas constructivamente a la efimeridad. Es esta efimeridad conjuntamente al concepto de kalon los que encuentro vinculantes a esos otros planeamientos de arquitectos mayúsculos que se significan por la no consolidación del proyecto, por la no edificación, por la irregularidad entre el espacio y el tiempo y que vincula mis proyectos sociales a estos llamémosles restitutivos.
Estas materializaciones arquitectónicas… ¿Son literales o ficticias?
Son literales, en realidad, lo que se ha dado es presencia a ausencias significativas. Se ha dado planteamiento y forma a planeamientos. Se han reparado ausencias y espacialmente se han recuperado aquellas pseudopresencias desde la omisión antitética de la elipsis. Es un trabajo de integración, de reemplazo que se “consolida” desde los dibujos y planos originales.
En el fondo, sigues reflexionando sobre lo mismo en tu trayectoria…La posibilidad de habitar, de dialogar con el entorno, respetándolo, integrando la arquitectura en él…Desde tu posición artística, indagas en la realidad casi como un antropólogo buscando lugares de convivencia…O como ocurren en otros casos, convirtiendo lugares conflictivos en lugares de convivencia o resistencia…
Sí, ya decía que entiendo esta recuperación de proyectos no ejecutados como un espacio de subversión, de situarse desde la desobediencia. Replantear aquello que ha sido desplazado por diferentes motivos. Replantear también en el sentido de recuperar la planta, el planeamiento y la forma en lo que Auge entiende como el lugar de la antropología
Podríamos decir que antes has trabajado con el espacio, con la geografía y la posición del hombre en el mundo, y ahora lo haces con el tiempo. ¿Por qué este cambio de coordenadas? ¿A qué se debe esta dislocación?
En efecto, casi todas mis series parten del estudio de una realidad habitativa en torno a diferentes posicionamientos geográficos y sociales. Desde esas localizaciones, como atalayas, radicaba el estudio de una realidad o un conjunto de ellas incongruentes. En todas ellas había exclusión, desacoplamiento o digresión. Por lo que, en cierto modo, se podría decir que había, por mi parte, una trashumancia geográfica y un sentido del lugar y del territorio desde la evidencia de un presente. Y lo que aquí descubro ahora es un paisaje inédito pretérito procedente de un tiempo trashumado también pero concluido, un tiempo que revela en su meditación al “hombre genérico” que activó el origen de la ruina y con ello los sentimientos de fugacidad y fragilidad humanos.
La dislocación que mencionas se debe a una acción, que busca trasladar el principio de comunidad y el valor que este “hallazgo-tiempo” le imprime de forma exceptiva, ya que es una re/creación que sugiere la singularidad y la excepción, intentando recuperar su dimensión colectiva. Hay un intento de convocar al hecho artístico a contribuir con su potencial político en la reestructuración del sentido de comunidad, la reparación de los lazos sociales. Como destacaba Rancière: la política y la estética se disuelven en la ética. Tal es la paradoja última de la política de la estética.
Has realizado con este proyecto una gran labor de archivo, documentación y recuperación…Restituyes y reinterpretas la memoria de Le Corbusier desde un punto de vista muy personal…Hay una cierta poética que también tiene que ver con el paso del tiempo, con el encuentro de pasado y presente…Las imágenes muestran no sólo la arquitectura de Le Corbusier, sino también el ambiente de la época en la que se concibieron estos proyectos e incluso algunas parecen que hubiesen sido recuperadas de algún lugar perdido, están como ajadas e incluso deterioradas…¿Por qué te interesa añadir esta nostalgia en algunas imágenes? ¿Qué es lo que te atrae de esta melancolía del recuerdo?
Es una labor de restitución de esos vestigios omitidos, a través de veinte proyectos no realizados de Le Corbusier como: El Palacio del Gobernador, en Chandigarh, en India, La Villa Chimanbhai, y la Villa Hutheesing en Ahmedabad, India, Le Maison Canneel en Bruselas, Bélgica o la Villa Paul Prado en Buenos Aires, entre otros. "En algún lugar, ninguna parte" nos remite al propio estado de la utopía que, en sí misma, se significa como ningún lugar, ninguna parte. ¿Es decir, dónde hallar algo que es sinónimo de inexistencia? Pero la utopía puede ser entendida como rebelión, que es como un viaje sin fin a la espera de la perpetua llegada a ninguna parte, el afrontar los retos del destino sin objetivo finalista. Incluso la intención utópica puede ser entendida como una estrategia de supervivencia frente a un medio hostil, que habitualmente es el Sistema Social en su conjunto. Los veinte proyectos restituidos de Le Corbusier no pretenden ser sólo material documental y archivo. Pretenden, eso sí, ocupar una presencia, posesionar y ser posesionados, abordar el sistema de los mitemas: pequeños fragmentos de mitos que por contaminación nos van a sugerir muchos otros. Por tanto, se trata de intentar trasladar artísticamente aquello que Max Weber definía como politeísmo de los valores Proponer una acción, que es una inversión de la influencia, una recreación que, en cierto modo, debería fortalecer el sentimiento que la comunidad tiene de sí misma.
La nostalgia tiene sentido en esta experiencia desde la interpretación que se hace de la misma como un dolor en un miembro que no tenemos, hay sin duda un deseo de superar el tiempo y hacerlo desde la conexión con ese miembro mutilado con ese mensaje truncado o con esa retractación ante una informalidad que no es sino la ausencia de materia. Que las imágenes estén dañadas o patinadas no hace sino incidir en el deseo de “réplica”, de voluntad de existir por medio de la creencia en el documento, que es siempre notación y al que, por tanto, se le aplican siempre los valores del verismo y la realidad.
Estas apariciones arquitectónicas son al mismo tiempo un lugar y un no-lugar, un espacio determinado y al mismo tiempo indeterminado…Esa ambigüedad las hace extremadamente atractivas…
El retorno al lugar es el recurso de aquel que frecuenta los no lugares, señalaba Marc Augé. Lógicamente el no lugar se significa en el espacio y el tránsito; ocupa y se perfila en las mediaciones, en la movilidad .Por lo que aquí no estaríamos hablando tanto de no lugares como de no presencias. Esto indica la anulación del espacio por inasistencia, por no ocupación, lo que determinaría estas obras como no alojos. El desalojo, por el contrario, implica una presencia anterior que en este caso no se da. Existen la localización, el solar, la asignación y la baliza territorial indicados para una presencia que igualmente nunca se da. Los motivos para la no construcción, para la no cimentación, son muy diversos pero todos ellos se resuelven, paradójicamente irresolutos, por la voluntad del que abandona; por la pérdida de influencia. El proyecto se desvanece en la medida en que la voluntad de lo cósico, en términos de Heiddeger, no se concreta. Le Corbusier pensó más que ejecutó, pero cuando un edificio tiene la voluntad de ser, cuando un dibujo se suscribe a una realidad edificable, en cierto modo, lo proyectual cobra contorno, se sostiene, no ya como edificación ni archivo sino como memoria que a su vez se con-solida. Este es el misterio de su atractivo.
Es curioso como muchos de estos proyectos utópicos se plantearon para lugares imposibles en mitad casi de ningún sitio y huyendo de las grandes aglomeraciones urbanísticas…Le Corbusier tenía un concepto muy avanzado de las ciudades contemporáneas, sitios donde la referencia real era el hombre y no el aprovechamiento del terreno…¿Qué es lo que más te interesa de las cuestiones urbanísticas de Le Corbusier?
Por ejemplo me parecen fascinantes sus propuestas museales pues implican aspectos que van más allá de la propia edificabilidad, que recogen aspectos como centro y periferia. Pues la natural disposición de estos a crecer los posiciona sólo en ciudades en curso de renovación urbana o de nueva planta o directamente como edificios periferizados para que se alimenten de su natural progresión edificable. Concretamente el Musée à Croissance Illimitée.
La voluntad de crear por parte de Le Corbusier dicho museo de crecimiento ilimitado, resume la idea de una arquitectura aplazada, diferida, regularizada para el cambio y su ampliación. Fundamentada en un planeamiento desacotado. Esta realidad descercada se extiende como una continuación del paseo y recurre a la naturaleza en cuanto a su necesidad de expansión. Es decir, la aleja del centro y se ubica en la inconclusión del paisaje y la periferia. Necesita el espacio franco para lo que elige una estructura de recorrido unitario empleando la idea de la espiral y concretándola finalmente en los proyectos desde la planta cuadrada. Pero su trayectoria no queda únicamente circunscrita a un recorrido lineal sino que, a modo de laberinto, permite la incorporación de intersecciones que vinculan las galerías, lo que permite al visitante abandonar el orden de un guión subtenso y subrayado. Sin esa pauta trazada y con derecho al aplazamiento el museo se posiciona como un organismo vivo; una aumentación que se proyecta y se atraviesa por pasillos confluentes. Esta aspiración promueve la desregulación del objeto museal que se percibe como una continuación del desplazamiento, como una ilimitación, un goce periférico que queda atrás en el impulso del caminar. En cierto modo el museo se postula como actante en el hecho de caminar, contemplar y meditar, y se postula también como una deriva situacionista.
¿Te has planteado viajar hasta el lugar donde se encuentran algunas construcciones de Le Corbusier para tomar imágenes y luego trabajarlas en el estudio?
Hay un proyecto videográfico, una especie de documental de ficción del que ya he solicitado los permisos de filmación, donde debo revisitar un gran número de construcciones corbusianas y para el que ya está escrito el guión. Guión que reflexiona en la forma en que los usos de la arquitectura serán permutados por funciones ulteriores, las capillas y los hospitales serán museos y los museos serán salas recreativas y como, por tanto, deberíamos construir con arreglo a esos cambios. Es decir; la arquitectura debe transmitir esa extrema ambiguación. En este documental Le Corbusier señala que el problema de la arquitectura es que cualquier inicio ha sido comenzado hace tiempo y cuando finaliza no ha cesado todavía. En la manera en que una especie de enfriamiento lo ha detenido todo. Ese atraque provoca la detención en su doble sentido (paraliza y penaliza) por un lado colige un detenimiento por congelación de los órganos del poder y por otra parte procede a la detención provocada por la acción criminal. En estos dos conceptos se encuentra el origen del paisaje. Un paisaje “atracado” es un paisaje agredido y a su vez un paisaje estacionado o portuario. La puerta o el puerto en la historia de nuestra civilización señala el inicio del afuera. Por lo tanto, de todas formas temerario, el afuera ya está aquí. De este modo, nosotros habitaríamos en ningún lugar, ninguna parte o lo que es lo mismo en la utopía. Por más que esta última nos haya penalizado siempre con un futuro inconsolable.
En Algún Lugar – Ninguna Parte (2013) te adentras no sólo en los planteamientos arquitectónicos de uno de los autores fundamentales del siglo XX, sino que profundizas en su modo de entender las relaciones entre el hombre y el mundo en el que vive ¿Qué es lo que más te importa como artista de estas relaciones que se establecen entre el hombre y la arquitectura hoy?
Martin Filler sugería que ningún arquitecto en los cuatro siglos transcurridos desde Palladio había tenido una influencia tan adherente y profunda como Le Corbusier. Ambos arquitectos trabajaron desde la innovación y la promoción de ideas para fijar la orientación arquitectónica de diferentes épocas. Y aunque algunas de las propuestas corbusianas hubieran supuesto una homogeneización perversa de los espacios urbanos, su preocupación por el habitar y no sólo el construir son resaltables. La eficacia de sus unidades habitacionales se encuentra aún hoy vigente. Siendo las dependencias de Marsella, Berlín o Firminy, espacios bien conservados, habitados y amables. En relación a mis propias preocupaciones entre el hombre y la arquitectura hoy, como mencionas, se encuentra esta ocupación de los espacios masivos en relación a una formulación de la posesión como territorios de identidad e influencia. Los nuevos patrones urbanísticos están definidos casi diacríticamente en un campo de atracción y repulsión, precisamente porque la elevación de nuestra conciencia en materia sensorial induce a una correspondiente indiferencia a descender. Habitamos, en realidad domiciliamos un filtro que rechaza todo aquello que nos resulte indeseable por más que lugares sin planeamiento, es decir; urbanísticamente desorganizados, no necesariamente estén desestructurados socialmente o desarticulados emocionalmente. Conozco múltiples realidades suburbiales de diferentes países: Brasil, México, Perú, China, India, Pakistán, Bangladesh, Nigeria y ninguna se conforma idénticamente a las otras, sin duda en todas existe estragamiento y escasez o carencia de servicios. Pero mientras en algunas conviven el incumplimiento o la criminalidad en tantas otras existe una acometividad horizontal y previsible donde se indiferencia lo público y lo privado, donde hay un encuadramiento social y comunal y una aproximación experiencial y conjunta del escrúpulo y la incertidumbre. No me interesa únicamente documentar, es decir; presentar una situación desedificante o fracturada sino crear un cuerpo de argumentos y relaciones propositivos. Por ello los contenidos se imbrican, infieren entre sí. Existe una estructura intraurbana conformada por asentamientos irregulares o no planeados asimilada por la ciudad desde parámetros de inclusión/exclusión. Bien, estas áreas desafiliadas, en casos céntricas en su mayor parte ex/céntricas o periferizadas, poseen valores que la arquitectura contemporánea no contempla y me parecen especialmente necesarios para una progresión veraz y de futuro.
A partir de En algún Lugar – Ninguna Parte, ¿vas a seguir investigando la obra de Le Corbusier o este es un proyecto puntual? ¿Te atraen del mismo modo otros arquitectos contemporáneos?
Pienso que el proyecto de Le Corbusier finalizará una vez que concluya el documental de ficción que te indicaba anteriomente. Con él se cerraría el círculo, en cierto modo, lo completaría dado que esta narración nos presentaría a un Le Corbusier que por primera vez cree estar en posesión de la poiesis, del acto total de la creación. Para ello, tiene que encontrar los criterios de conformación o de falsabilidad de las cosas, entendidas como cimientos. Necesita interpretar el conjunto de las hipótesis falsables. Una vez que adquiera esas hipótesis desde una comprensión ideográfica, en suma, desde el estudio de aspectos particulares de la realidad, piensa que, en un estadio de exaltación creadora desconocida, será capaz de construir en plenitud conforme a la propiedad o cualidad de las cosas “naturalmente”. Este sería el primer paso para crear la estancia, que es a su vez la permanencia. Para Le Corbusier perdurar es estar a través de la presencia y todo cuanto le ocupaba en esos momentos germinales era el pensar entendido como la duplicidad del ente y el ser, la idea casi se conformaba de facto a través de su propio operar pensando.
Mi interés por la arquitectura es muy diverso, pero es cierto que me atraen más las figuras de la modernidad que la de la paramodernidad que señalara Augé y que nos está ofreciendo demasiados fuegos fatuos.