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THINKING CENTRAL PARK.      (english)

Dionisio González

El Central Park es en esencia un vacío. Un vacío de 4000 x 800 metros. Fue concebido a partir de una idea de espacialidad donde se desarrollara el espesor, pero ha sido el espesor de los edificios de Manhattan en su hiperdesarrollismo el que ha dibujado ese rectángulo lúdico para la dispersión del homo faber. Es decir, el parque es un vacío porque funciona como patio dentro de la carcelización urbana. Urbanismo recluso de la circulación de mercancías y las necesidades del capital dentro de la ciudad disciplinaria. La ciudad requiere evolución constructiva, por más que su deriva natural sea la ciudad informacional, de no ser así deviene en territorio arqueológico. Dentro de ella, lo vacío, lo residual o lo excedente son espacios para la oportunidad. Leonardo Lippolis nos indica como el vacío es también espacio de lo posible. Como la ausencia de un límite sugiere una esperanza de movilidad y nomadismo, de tiempo libre y libertad, allá donde lo lleno se organiza según las exigencias del funcionalismo. El paisajista Frederick Law Olmsted y el arquitecto Calvert Vaux diseñaron el Central Park dentro del llamado Greensward Plan en 1857. Pero para convocar al vacío hubo que expropiar terrenos y desahuciar a pequeñas comunidades de afroamericanos e inmigrantes alemanes e irlandeses que vivían en modestas localidades de Manhattan como Séneca o Harsenville. Habría que preguntarse porqué detrás de un proyecto público siempre hay un período inicial de expulsión y devastación. Por qué no se opera con lo intermedio, en este caso pequeñas comunidades, o con lo primario o lo geológico como bases para la creación. No sólo para sortearlas sino para incorporarlas como modelos de identidad al curso de esa proyectación.
Walter Benjamin decía que el laberinto es sin duda el camino correcto para quien quiere llegar pronto a la meta. Porque dicha meta es el mercado. Benjamin ya preveía en 1939 que la metrópolis era el proscenio melancólico en el que se postra el ocaso de una civilización moribunda. Con la ayuda del exilado lnstitut für Sozialforschung de Frankfurt consiguió un visado norteamericano, comenzó a hacer planes para reunirse con Adorno, Horkheimer y otros miembros en Nueva York, y tituló un texto en el que estaba trabajando “Central Park”, previendo su establecimiento en Estados Unidos. Destino que nunca llegaría a alcanzar. Robert Smithson en 1972,cinco meses antes de su muerte, por su parte, escribiría el artículo “Frederick Law Olmsted y el paisaje dialéctico”. En él, Smithson analiza el Central Park, traza un recorrido por: lo urbano y lo natural como una masa movediza, la inestabilidad como soporte, y lo espontáneo como el reclamo para la oportunidad. Smithson nos recuerda que Olmsted es un precursor del materialismo dialéctico aplicado al paisaje físico. Es decir, dicha dialéctica comprende que el objeto no puede ser interpretado de forma aislada sino en una multiplicidad de asociaciones. Porque para la dialéctica, la naturaleza es indiferente a cualquier ideal formal. En otro sentido, dice el autor, los parques de Olmsted existen antes de estar terminados, lo que de hecho significa que jamás lo estarán; se mantienen como portadores de lo inesperado y de la contradicción en todos los niveles de la actividad humana, tanto social, como política o natural. Dentro de esta multiplicidad de relaciones, Holden Caulfield, el famoso personaje salingeriano del Guardian entre el Centeno, inquiere repetidamente:
¿Esos patos del lago que hay cerca de Central Park South? ¿Ese lago pequeño? ¿Sabe por casualidad adónde van, los patos, cuando el agua se hiela? ¿Tiene por casualidad alguna idea?
Pregunta que, sin duda, se hace por asociación pues como Salinger escribe en el relato “El período azul de Daumier-Smith” la mayor diferencia entre la felicidad y la alegría es que la felicidad es un sólido y la alegría un líquido. Mark David Chapman había escuchado a John Lennon cantar: Imaginaos que no existen las posesiones, no es difícil de imaginar. Más tarde conoció por medio de la revista Esquire, del diario Los Ángeles Times y el New York Daily News, las posesiones de Lennon: la casa de playa en Palm Beach, el yate de 19 metros de eslora amarrado en Long Island o la enorme casa de tejado abuhardillado en Cold Spring Harbor. Fruto de eso lo consideró un hipócrita, un impostor y quiso purificar sus ficciones. Para ello se consagró a una de ellas: Holden Caulfield y decidió embarcarse en una malinterpretada novela de bolsillo. Asíel 8 de Diciembre de 1980 vació el cargador de su revólver disparando al cantante en la puerta de su domicilio, el edificio Dakota frente al Central Park. Mark David Chapman había comprado un nuevo ejemplar del Guardián entre el Centeno y lo releyó poco antes de cometer el crimen, lo hojeó inmediatamente después de disparar contra el músico. También leyó un fragmento de las peripecias de Holden Caulfield al jurado del juicio que lo encausaba. Desde el punto de vista dialéctico Smithson, a la manera de Frederick Law Olmsted o Uvedale Price, pensaría que todo ello formaba parte del parque y sus infinitas conexiones. Al igual que lo conforma el memorial que perpetúa a John Lennon en una de sus áreas favoritas de paseo en el Central Park, frente al edificio Dakota, llamada “Strawberry Fields” e inspirada en la canción de los Beatles. Dialécticas son también las flores que Lady Gaga ofreció a John Lennon en el memorial posándolas sobre el mosaico que postula “Imagine”. El paisaje dialéctico sin duda comprende el ático del número 40 de South Park Central por el que Lady Gaga paga 220.000 dólares al mes. Dialéctico es que el dúplex se encuentre frente al lago de los patos de Salinger o Caulfield, aproximadamente donde debieran haber residido Benjamin y su “finalizado” Libro de los Pasajes.

A partir de 4 miradas del Central Park: Walter Benjamin, Robert Smithson, J. D. Salinger y Lady Gaga se propone la idea del refugio como monumento y la prolongación aérea del parque como recurso dialéctico. La serie fotográfica “Thinking Central Park” presenta pequeñas “acciones” constructivas en el parque que operan como cabinas o cabañas que, como señalara Bachelard, constituyen la soledad centrada. La serie Dialectical Landscape, en blanco y negro, pretende una ideación radical del paisaje urbano. Es, a su vez, un homenaje a Smithson al que le apasionaban las ortofotografías y las vistas aéreas desde donde contemplar los movimientos de tierra y la transformación del territorio.